Salida en vuelo (opcional) con destino París. Llegada, recepción y traslado al hotel. En función de la hora de llegada, tiempo libre a disposición para ir acostumbrándose a la capital francesa, la Ciudad de la Luz. Alojamiento.
París, la Ciudad de la Luz, ciudad de sueños, artistas y estrellas. Los enamorados vienen aquí a pasar momentos románticos, a poner un candado en el puente de las Artes en señal de amor eterno, a besarse en la Torre Eiffel, a pasear por los bulevares que bordean el Sena. Pero hay más mucho más: magníficos museos como el Louvre u Orsay, la catedral de Notre Dame o uno de los mas impresionantes palacios como es Versalles.
Salida en vuelo (opcional) con destino París. Llegada, recepción y traslado al hotel. En función de la hora de llegada, tiempo libre a disposición para ir acostumbrándose a la capital francesa, la Ciudad de la Luz. Alojamiento.
Desayuno. Presentación en el punto de encuentro para iniciar la visita de la ciudad en un autobús panorámico con auriculares individuales (comentario grabado incluido en castellano) visitando los lugares más reconocidos de la ciudad, como la Plaza Vendome, la Ópera, el Ayuntamiento de Paris, el Museo del Louvre, la Catedral de Notre Dame, el Pantheon, los jardines de Luxemburgo, el Museo de Orsay, la Plaza de la Concordia, los Campos Elíseos, el Arco del triunfo, la Torre Eiffel y el hotel de los Inválidos.
Desayuno. Presentación en el punto de encuentro y salida en excursión regular hacia el Palacio de Versalles. Descubrirás su arquitectura barroca, sus objetos de arte, sus suntuosas decoraciones así como su mobiliario realizado por los mejores artesanos de la época. Tiempo libre para disfrutar del encanto de sus jardines.
Desayuno. Día libre para actividades personales o para realizar alguna excursión opcional como podría ser a los Castillos del Loira.
Desayuno. En función del horario del vuelo, tiempo libre para visitas o compras de última hora. Traslado al aeropuerto para tomar vuelo (opcional) de regreso a España. Llegada.
Diarias (1 abr-28 oct)
Vuelo de línea regular (opcional), clase turista (reservas en clases especiales).
Hoteles indicados en la categoría seleccionada.
Habitaciones estándar.
Alojamiento y desayuno.
Visitas regulares especificadas.
Seguro de viaje.
Precio desde basado en Iberia, clase A, para viajar de noviembre a marzo en hotel categoría B.
Tasas aéreas incluidas: IB: 50 €.
Para el inicio de las excursiones los clientes deberán presentarse en el punto de encuentro a la hora indicada en la documentación de viaje.
En función del día de salida, el orden y operatividad de las excursiones puede verse alterado.
Consultar suplemento en caso de viajar un solo pasajero.
Francés
EUR
+33
La magia del pasado, la vitalidad del presente y la maravilla del futuro conviven ampliamente en un sólo sitio: Francia. Es posible que esa armonía, que mantiene unidas a ciudades ancestrales con espacios que se mueven en el más avanzado desarrollo tecnológico, sea producto de un carácter que identifica al francés: el de aquellos que son capaces de sustraerse a la realidad, sin perderla de vista; porque finalmente, lo que hace a Francia un sitio de ensueño no son sus hermosos paisajes, sus modernas ciudades o sus avances científicos, sino esa capacidad de sus habitantes para ver más allá de lo que otros miran, de sentir la vida en su espléndida ensoñación y extraviarse en los deleites que ella brinda, sin el vértigo que produce el quitar los pies de la tierra. Francia está cubierta por valles, cuencas fluviales y zonas montañosas que varían de una región a otra. Goza de un paisaje excepcional en el que se entremezclan los colores cálidos de la tierra y el sol, los tonos ocres y oscuros de las montañas, los azules del agua y los grises del cielo. Predominan en Francia las llanuras, bajas mesetas y colinas, que ocupan las dos terceras partes del territorio, y pueden distinguirse tres grandes conjuntos regionales dispuestos alrededor de un centro de dispersión de aguas que es el Macizo Central: el norte con la Cuenca de París, las llanuras del Norte y las Montañas Medias; el suroeste y oeste con la Cuenca de Aquitania y la zona de mesetas y colinas; y al sur y sureste con las grandes montañas alpinas y la zona mediterránea.
Desde el 1 de enero de 2002, el euro se ha convertido en la moneda única.
El clima está claramente marcado por dos temporadas: invierno y verano. En el invierno las temperaturas son bajas en todas las regiones, aunque no suelen descender bajo cero, exceptuando la zona de los Alpes y los Pirineos. En el verano la temperatura alcanza los 27 grados centígrados en la mayor parte del territorio. La zona de Provenza es entre 3 y 5 grados centígrados más cálida en relación a París. Los mejores meses para conocer Francia son junio, cuando el clima cálido empieza a invadir pero aún no es bochornoso, y septiembre, que conserva el encanto del verano sin las agobiantes temperaturas. La primavera se instala en Francia en mayo, más que en abril. La temporada de esquí en los Alpes y Pirineos comienza en diciembre y finaliza en abril.
La zona de Francia tiene una diferencia GMT + 1 horas.
La corriente eléctrica es de 220 voltios a 50 Hz.
El idioma oficial es el francés.
Francia es un país donde se puede adquirir de todo. Siempre ha sido zona de tránsito para muchos productos, especialmente para aquellos que tengan que ver con la belleza, la decoración, la moda, la cultura y los placeres del paladar. En cuanto a otras zonas, la emoción de las compras se mantiene y quizás se intensifique, ya que las diferentes regiones francesas guardan preciados tesoros, en forma de artesanías, alimentos, dulces, vinos y un largo etcétera. En los grandes almacenes existen empleados instruidos especialmente para atender a los clientes extranjeros. Galerías Lafayette y Le Printemps son dos de las mejores tiendas de ropa, porcelanas, equipaje y perfumería. Les Printemps, cuenta además, con un magnífico departamento de juguetería y lencería.
Es conveniente llevar poco equipaje para poder trasladarse con facilidad y aprovechar los económicos y rápidos transportes públicos. La vestimenta dependerá de la temporada del año en que visite el país. En el verano la ropa ligera de algodón se impone, aunque siempre es necesario llevar un paraguas para la zona de París y otras regiones del país. En la temporada de invierno, para el norte, centro y este, se requieren prendas cálidas, jerséis, abrigos, guantes y calcetines gruesos. En la zona mediterránea hace menos frío, aunque es bueno ir preparado con ropa de entretiempo. La ropa casual es bien aceptada en casi todos los sitios, excepto en los restaurantes formales, teatros o cuando se acepta la invitación para visitar a una familia francesa.
EMBAJADA DE ESPAÑA EN FRANCIA
22, Av. Marceau
75381 París
Tlf.: 0 144 431 800
Fax.: 0 147 235 955
E-mail.:emb.paris@maec.es
EMBAJADA DE FRANCIA EN ESPAÑA
Salustiano Olozaga, 9
28001 Madrid
Tlf.: 914 238 900
El arte y Francia siempre se han identificado como una dualidad indisoluble. Esta afirmación tiene bases evidentes y amplias: muchos de los artistas más reconocidos del mundo y de la historia han desarrollado parte de su obra en Francia o bien, han sido inspirados en alguna moda, acontecimiento o recurso francés. De raíces celtas y grecolatinas, el espíritu francés actual guarda una equilibrada relación entre la magia, la permisividad y la leyenda de los primeros pueblos del norte, y la disciplina, la estética y racionalidad de los hijos de Zeus. Ésta es la causa de que el francés reciba con gusto las tendencias más variadas, los excesos y la austeridad, lo místico y lo mundano. El arte en la nación francesa es un producto cotidiano, enriquecido, altamente conservado y apetecible a toda hora y para todo público. Más que algo exterior, coleccionado en los museos o centros destinados a su creación, es un espíritu que se lleva por dentro, que se encuentra reflejado en las calles, en los paisajes, en el ambiente que vibra constantemente y que cubre de sensibilidad y magia la visión real de este país lleno de expresiones estéticas. Francia es un país con una grandeza histórica y cultural mucho más amplia que su territorio, de apenas medio millón de kilómetros cuadrados. Tiene una población de aproximadamente 65 millones de ciudadanos. Como muchos países europeos, sufre el problema del desempleo, lo cual ha hecho de los últimos años una época difícil de asumir, variando el carácter de los franceses hacia sentidos menos participativos en la vida social, como era su costumbre.
La cocina suele ser el reflejo más público de la sensualidad de un pueblo, de sus secretos primarios, del mestizaje de su historia. En el instante en que los ojos del extranjero se cruzan con la exposición de los productos alimenticios en los mercados, tiendas, panaderías, mantequerías y vinaterías, es posible saber lo que la comida significa para los habitantes de cada región de Francia. La comida en Francia tiene tanta tradición como su historia, su arte o su sentido de la libertad. Cuando acuden a la mente escenas de refinamiento, romanticismo y sensualidad relacionadas con los franceses, se proyectan en el archivo interior las imágenes palaciegas que el cine se ha encargado de divulgar, donde reyes y aristócratas se deleitan con mesas enteras cubiertas por platillos inimaginables, fuentes de frutas y esculturas de postres con nombres extravagantes. Ésta es la cocina de los reyes, propiedad actual de los chefs, de los restaurantes exclusivos: es la alta cocina francesa. Sin embargo, el espíritu igualitario que los franceses han desarrollado en los últimos siglos ha hecho que su cocina resulte accesible para todo el que la visita.