La gastronomía belga, que combina la distinción de la cocina francesa con la abundancia de la alemana, está considerada como una de las mejores cocinas internacionales. En la época medieval, la gastronomía era rica y variada y se aderezaba con hierbas de origen internacional. Unos siglos más tarde, en Flandes se podían encontrar patatas, tomates, chocolate y varias hierbas y especies. Tiene una rica tradición de hortalizas. Algunos platos típicos son: los mejillones, cocinados al vapor y acompañados de salsas, las croquetas de gambas grises o de queso, el famoso waterzooi (un guiso de pollo o pescado y verduras), las carbonades a la flamenca (carne de buey a base de cerveza), las especialidades a base de endibias (witloof) y el Cuco de Malinas. Por supuesto, no hay que olvidar los mariscos frescos recién pescados y al natural, la morcilla con compota de manzana, los tomates rellenos de gambas grises, endibias rellenas o gratinadas, conejo con mostaza y cerveza y los deliciosos quesos (Passendale, Postel, Wynendale, Loo y Oud-Brugge).